La forma más habitual por la que una persona llega a
la convicción de que ha de hacer algo para generar cambios en su vida,
es el malestar psicológico.
La
otra vía de entrada suele ser un malestar o vacío vital, que produce un
anhelo de vivir más profundamente la Realidad de lo que somos. Hay una
intuición de estar viviendo una falsedad.
De
las multitud de posibles respuestas ante estas situaciones, se
encuentra la opción de iniciar un proceso de trabajo encaminado al
crecimiento personal. Una de las vías es lo que denominamos
Autorrealización. En esta página, en concreto, seguimos la línea marcada
por Antonio Blay, aunque con numerosas aportaciones de otras
enseñanzas.
Afortunadamente, la Autorrealización da respuesta a ambas situaciones de entrada (ver ¿Bienestar o Verdad?).
En
un principio, una parte de nuestra mente, la que comúnmente se denomina
Consciente y, más concretamente, la que en términos usados por Antonio
Blay denominamos Yo-Experiencia, se da cuenta de que algo no va bien, de
que en el funcionamiento de nuestra mente se están produciendo errores
que nos llevan al malestar y/o la inconsistencia vital.
Este
Yo-Experiencia se referencia a sí mismo (activa su presencia) e inicia
un proceso con el objetivo de generar cambios en la situación actual.
Esto pasa inicialmente por un trabajo de comprensión de lo que está
ocurriendo, mediante el uso de la observación objetiva y sistematizada.
También conlleva un aprendizaje en cuanto a su capacidad de gestión de
la mente, mediante el uso de herramientas como la actitud adecuada, la
respiración-relajación-meditación y, un poco más allá, herramientas
de comprensión, gestión y sanación del Inconsciente (utilizamos el
concepto de Niñx Interior porque nos ayuda a conectar con esa zona de
nuestra mente).
Esta
fase de trabajo concreto con la mente es necesaria por varias razones:
la primera es que va a producir, en sí misma, una considerable bajada de
los niveles de malestar y aumento del bienestar natural en una persona
con la mente sana. Esto es necesario, no sólo porque la persona esté
bien, sino porque, en general, el malestar dificulta el proceso de
Autorrealización y el Bienestar natural lo facilita. La diferencia es
como remar contracorriente o a favor de la corriente, en un río.
La
segunda razón es que nos va a permitir ir desidentificándonos con
respecto a la actividad de nuestra mente, desenredando la maraña de
creencias erróneas (Ideas Aceptadas) y mecanismos automatizados por
aprendizajes negativas (Hábitos), que nos están impidiendo acceder a la
percepción y comprensión profunda de lo que somos en Realidad, o dicho
de otra manera, de poder vivir desde la experiencia interna directa de
lo que somos y no desde las ideas que nuestra mente se ha hecho sobre
nosotrxs mismxs, las otras personas y la vida.
Una
vez que este trabajo se va haciendo y dando sus rendimientos, tenemos
acceso estable a nuestro Centro que, en terminología Blay, significa un
punto o estado desde el que soy consciente plenamente de mí y de la
actividad de mi mente, sin que confunda ambas dimensiones. Y desde el
que interacciono plenamente con mi entorno a la vez que tengo acceso a
mi Realidad más profunda y trascendente, allá donde ya no hay actividad
de la mente.